Uno de los principios más extendidos y aceptados del mundo educativo es el de que, para aprender un idioma, cuanto antes se empiece mejor. De ahí que el inglés en las guarderías se haya convertido en la norma o que algunos padres apuesten por ponerles a sus hijos dibujos animados en la lengua de Shakespeare: «Así le va sonando el inglés al niño».
Con todo, un reciente informe de Bruselas ha venido, si no a poner en duda las ventajas de un precoz contacto con las lenguas extranjeras, sí a subrayar las virtudes de empezar a estudiarlas algo más tarde. En concreto, se trata de un documento firmado por Aislinn Curran y Nathalie Baidak, dos expertas de la Agencia Ejecutiva de Educación y Cultura de la Comisión Europea (Eacea, por sus siglas en inglés). En el caso de la segunda, además, se trata de la coordinadora del informe Cifras clave de la enseñanza de lenguas en los centros escolares de Europa, un estudio anual sobre la cuestión en los países de la UE.
Para empezar, el artículo reconoce los puntos a favor de que el alumnado empiece lo antes posible a trabajar un idioma distinto del materno. Entre ellos, apuntan a ciertas ventajas cognitivas ligadas a su edad, como una mayor plasticidad cerebral. Otra es el hecho de que los estudiantes más jóvenes aprenden lenguas de forma muy distinta a los mayores, en particular a través de la interacción, por ejemplo, con juegos, canciones o imitación de sonidos. Eso convierte las clases de idiomas en más divertidas, lo que favorece un interés duradero por esa lengua, en contraste con las que se imparten en cursos más avanzados, más centradas en la gramática. Por último, los alumnos más pequeños se preocupan menos por cometer errores y ser corregidos, por lo que se comunican con mayor soltura en la lengua que aprenden.
Por si fuera poco, está demostrado que estudiar idiomas a una edad temprana trae beneficios en el propio aprendizaje de lenguas, pero también en otras áreas. Así, según apuntan Curran y Baidak, los idiomas pueden mejorar las habilidades cognitivas básicas, incluido el razonamiento, la resolución de problemas y la memoria, además de mejorar la comunicación y las habilidades interculturales.
Ante todas estas ventajas, no sorprende que el Consejo Europeo recomendase ya en 2022 que los países miembros tomasen medidas para adelantar la enseñanza de lenguas extranjeras en sus sistemas educativos. Desde entonces, dos tercios de los países han seguido esta directriz. En 2023, estudiar un idioma distinto del materno es obligatorio antes de los ocho años en la mayoría de los sistemas educativos y antes de los seis años en seis de esos países.
Más mayores, más estructura lingüística
Pero, entonces, ¿cuáles son las ventajas de empezar a estudiar lenguas extranjeras más adelante? Las autoras del informe señalan que los alumnos de más edad tienen mayor experiencia lingüística y habilidades metalingüísticas, lo que se traduce en un aprendizaje más eficiente de vocabulario y otros aspectos de la estructura del lenguaje. Por ejemplo, un alumno más mayor que reconoce mejor los tiempos verbales en su propio idioma tendrá más facilidad para identificar esas mismas conjugaciones en otra lengua.
«En el contexto del aula, con enseñanza explícita de las reglas de una lengua, el alumnado de mayor edad tiene más ventajas», afirman Curran y Baidak, para añadir que estudios lingüísticos han demostrado que los niños y niñas mayores de 11 años pueden superar a los mayores de los ocho años cuando aprenden un idioma nuevo durante la misma cantidad de tiempo. Esto lleva a concluir que la mayor madurez cognitiva de los alumnos de más edad les ayuda a hacer uso de la información limitada y la instrucción explícita.
Así, en la enseñanza de lenguas extranjeras, comenzar a distintas etapas tiene diferentes ventajas. Las autoras no ponen en duda que el aprendizaje desde una edad muy temprana tenga un papel importante en el proceso, pero subrayan que deben tenerse en cuenta las ventajas de comenzar de forma más tardía. En vista de esto, la Comisión Europea aboga por un enfoque más integral para la enseñanza de lenguas, poniendo énfasis en la continuidad de ese aprendizaje y en contra de las interrupciones que los idiomas a veces sufren con los cambios de etapa en el sistema educativo.
Artículo publicado en THE OBJECTIVE el 26 de agosto de 2023 por Jaime Cervera, graduado en Periodismo e Historia por la Universidad de Navarra.